jueves, 6 de febrero de 2014

Payaso Pildorita

Fidel Enrique González
Payaso Pildorita

Fidel Enrique González cuenta que tuvo una infancia como cualquier niño, aunque la separación de sus padres (que atribuye entre otras cosas a la militancia de ambos en épocas de dictadura) generó en él un quiebre aun en la etapa escolar que además quedó un poco por el camino.

Dice que “agarró” una especie de rebeldía infantil, “no podía estar en mi casa, así que después de rodar un poco por estas calles de Montevideo, decidí irme a probar suerte a Argentina, a aprender definitivamente el oficio de “payaso”.

Allá siendo muy jovencito pasé de todo, pero salí a flote siempre. Estuve muchos años “haciendo” ómnibus, plazas, parques, cumpleaños, boliches, teatro, recorrí varias provincias con la cantidad de festivales que existen, y hasta estuve en un circo, que cuando se fue a Europa no pude seguirlo porque no tenía pasaporte. Pero en definitiva aprendí el oficio de hacer reír”.


Ahí debió cambiar el escenario de trabajo y emplear su arte para convencer a la nueva platea, los pasajeros de los ómnibus encontrándose con expresiones de desprecio o de indiferencia en muchos casos, pero sostiene “sé a quien dirigirme, a algunos hay que sacarle la sonrisa con un chiste, pero siempre lo hago con respeto, pero tengo claro que el que no te quiere escuchar no te escucha igual. Pero aquel que me pinta una pequeña sonrisa, es mío”.

“Pildorita” -que nació por la simple cuestión de altura entre otros payasos- trabaja con el humor de situación por lo cual sostiene que es bravo quitarle una sonrisa al pasajero y asegura que el uruguayo no es triste “es gris, porque cuando se ríe, se ríe con ganas. Pero es gris y creo que es porque los uruguayos consumimos los problemas por más chicos que sea. Al punto que lloramos con una telenovela, que es algo ficticio… Por eso me aferro a una comprobación médica, que si te reís 10 minutos por día te hace bien porque mueve 73 músculos faciales y te evitás hacerte un lifting”.

“Pildorita” cada día se levanta temprano, prepara el mate y se va a la casa de la vieja que vive al lado un rato, “después me pego un bañito, me pinto y arranco. No tengo definido horario y la verdad antes la plata rendía más que ahora, lo sentís en la calle; por eso cuando sentís el peso de la diaria ahí se da el regreso pero no antes de las nueve y pico de la noche”.



Fidel Enrique González
Payaso Pildorita

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